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Aldo Tollini, profesor de Filología japonesa en la Universidad de Venecia y estudioso de la obra de Dogen, nos ofrece una traducción comentada de dicho texto. Es nuestro deseo poder ofrecer aquí fragmento a fragmento tanto el texto del Zazenshin (Aldo Tollini lo subdivide en 21 fragmentos) como los comentarios realizados por Aldo Tollini al mismo.
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Zazenshin
La aguja de zazen
[1]
[1] Mientras el gran maestro Yakusan Kōdō estaba sentado en zazen, un monje le preguntó: “¿Qué piensas cuando [estás sentado] así de imperturbable?”. El maestro respondió: “Pienso el no-pensamiento”. El monje dijo: “¿Cómo se piensa el no-pensamiento?”. El maestro dijo: “Con el sin-pensamiento”.
A la luz de estas palabras del gran maestro, hemos de aprender el zazen imperturbable y hemos de transmitirlo. Esta es la forma [correcta] de aplicarse [al estudio de la Via] transmitido por el budismo del zazen imperturbable. Aunque [el gran maestro Yahusan Kōdō] no sea el único en expresarse así respecto [al sentarse] imperturbablemente, las palabras de Yakusan son el máximo. Es decir: “pensar el no-pensamiento”.
Ahí está la piel, la carne, los huesos y la médula del pensamiento y la piel, la carne, los huesos y la médula del no-pensamiento. El monje pregunta: “¿Cómo se piensa el no-pensamiento?”. Verdaderamente, incluso si el 'no-pensamiento' es una cosa vieja, sin embargo, ¿cómo pensarlo? ¿No existe pensamiento en el zazen imperturbable? Este sentarse imperturbable se expande por todas partes y no hay lugar al que no llegue. Si no somos estúpidos, hemos de tener la fuerza de plantear preguntas acerca del zazen imperturbable y hemos de pensar en ello.
El gran maestro dijo: “Sin-pensamiento”. El empleo del sin-pensamiento es una cosa muy clara, y de cualquier manera, se recurre por fuerza al sin-pensamiento.
Comentario
El Zazenshin, texto que considera los contenidos profundos del zazen, se inicia con una anécdota del maestro Yakusan en la que se afronta uno de los problemas cardinales del zazen, el estado mental durante la práctica. Este tema ya había sido afrontado en el Fukan zazengi, en el Zazengi y también en el Shinjin Gakudō, es decir en todos los textos que se ocupan de explicar la práctica. Yakusan sostiene que durante zazen se debe de pensar el no-pensamiento, el cual a su vez consiste en el sin-pensamiento, es decir un estado en el cual la mente ha dejado caer todos los pensamientos y permanece clara, como un cielo sin nubes. “Pensar el no-pensamiento” es distinto de “no pensar el pensamiento”. El segundo significa “no dejar que el pensamiento atraviese la mente” y es un rechazo consciente de la actividad del pensamiento. El primero, en cambio, es más sutil y más complejo. De hecho admite la actividad pensante, por tanto no es un rechazo, pero esta actividad pensante es una no actividad. En suma, el ser disponible a dejar que que el no-pensamiento atraviese la mente. Es como decir dejar que las no-nubes atraviesen el cielo. La diferencia fundamental reside en el hecho que “pensar el no-pensamiento” no es un rechazo o una negación, sino es aceptar que el no haya pensamiento. La diferencia es profunda porque zazen no es cierre y rechazo, sino un dejar caer.
Este es el estado mental de zazen que aquí y a continuación es repetidamente descrito como “imperturbable”. De hecho zazen da la impresión de la imperturbabilidad, pero aquello que Dōgen dice respecto al estado mental, el “sin-pensamiento”, refuerza esta imagen. Por otra parte, retorna a la mente lo que se dice en el Zazengi, en el que se recomienda dejar aparte todas las preocupaciones cotidianas cuando nos sentamos en zazen, que precisamente no debe de ser disturbado por pensamientos y preocupaciones.
El Zazenshin, texto que considera los contenidos profundos del zazen, se inicia con una anécdota del maestro Yakusan en la que se afronta uno de los problemas cardinales del zazen, el estado mental durante la práctica. Este tema ya había sido afrontado en el Fukan zazengi, en el Zazengi y también en el Shinjin Gakudō, es decir en todos los textos que se ocupan de explicar la práctica. Yakusan sostiene que durante zazen se debe de pensar el no-pensamiento, el cual a su vez consiste en el sin-pensamiento, es decir un estado en el cual la mente ha dejado caer todos los pensamientos y permanece clara, como un cielo sin nubes. “Pensar el no-pensamiento” es distinto de “no pensar el pensamiento”. El segundo significa “no dejar que el pensamiento atraviese la mente” y es un rechazo consciente de la actividad del pensamiento. El primero, en cambio, es más sutil y más complejo. De hecho admite la actividad pensante, por tanto no es un rechazo, pero esta actividad pensante es una no actividad. En suma, el ser disponible a dejar que que el no-pensamiento atraviese la mente. Es como decir dejar que las no-nubes atraviesen el cielo. La diferencia fundamental reside en el hecho que “pensar el no-pensamiento” no es un rechazo o una negación, sino es aceptar que el no haya pensamiento. La diferencia es profunda porque zazen no es cierre y rechazo, sino un dejar caer.
Este es el estado mental de zazen que aquí y a continuación es repetidamente descrito como “imperturbable”. De hecho zazen da la impresión de la imperturbabilidad, pero aquello que Dōgen dice respecto al estado mental, el “sin-pensamiento”, refuerza esta imagen. Por otra parte, retorna a la mente lo que se dice en el Zazengi, en el que se recomienda dejar aparte todas las preocupaciones cotidianas cuando nos sentamos en zazen, que precisamente no debe de ser disturbado por pensamientos y preocupaciones.
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Aldo Tollini
Pratica e Illuminazione nello Shobogenzo
Testi scelti de Eihei Dogen Zenji
Ubaldini Editore. Roma, 2001
Traducción: Roberto Poveda Anadón
Fotografía: Internet