Ya ha pasado un año desde que soy Abad de Antaiji. Hasta entonces no había tenido más preocupaciones que mi propia práctica. Pero ahora mis responsabilidades han cambiado: en vez de ser un monje estudiando bajo la guía de un enseñante, tengo que ofrecer yo esa guía a los estudiantes y visitantes que participan en nuestra vida, además de mi propia práctica. Este año he conocido a unas 150 personas en Antaiji. Me he tenido que enfrentar a sus dudas y responder a sus preguntas. Creo que he aprendido yo más de ellos que ellos de mí.
Este año cumplo también 20 años desde que empecé a practicar zazen. Yo mismo me he encontrado muchas preguntas durante estas dos décadas, y dudas y dificultades que a veces se han apilado como muros delante de mí. No puedo contar la cantidad de veces que me he sentido atascado en mi práctica. A partir de este mes me gustaría reflexionar sobre mi experiencia y las dificultades que he encontrado, para intentar aclarar en primer lugar (a mi mismo y a los demás) qué significa practicar la vía de buda.
Cuando digo esto, podrá parecer que estoy hablando sobre algo tremendamente complicado. Pero por supuesto no es así. De hecho no hay nada tan sencillo como zazen o como practicar la vía de buda.
“¿Qué es zazen? ¿Qué es la práctica?”
“Simplemente sentarse, simplemente hacer”
“¿Para qué?”
“Para nada. Solo hazlo. Practica el dharma por el dharma. No hay objetivo que alcanzar, nada que conseguir, ningún lugar a donde llegar. Solo sigue la vida en este mismo instante, justo aquí, justo ahora. La vida que estás viviendo en este momento. Sé uno con la realidad. Eso es todo.”
La teoría es muy sencilla. El único problema es que la teoría sola no puede satisfacer nuestra práctica. A pesar de que se supone que la práctica de la vía de buda es la cosa más sencilla del mundo, pienso que es un hecho que nunca estamos contentos con ella. ¿Por qué?
Aunque sepamos que no hay nada que alcanzar, objetivo que conseguir ni resultado que obtener - ¿no empezamos todos a practicar exactamente porque QUEREMOS conseguir algo, obtener resultados, etc.)? Si no hubiese nada que quisiéramos lograr nunca hubiésemos empezado con la práctica ¿o quién cruzaría un océano y subiría caminando una montaña para llegar hasta Antaiji y “simplemente sentarse”? La gente viene porque tiene un objetivo, y esperan que su práctica les ayude a lograrlo. Por eso se esfuerzan al máximo para llegar a lo que ellos piensan que es la vía de buda. Todo esto es natural, pero es un error desde el comienzo. Por eso, es también natural que la gente nos atasquemos en nuestra práctica y no lleguemos a nuestros objetivos después de años de entrega a la práctica.
Atascarse no es el problema – igualmente te atascarás tarde o temprano – el problema es qué haces cuando te atascas. Esto es lo que yo llamo el problema de “la práctica del adulto”. No llegaremos muy lejos con nuestra actitud infantil.
Uno de mis hermanos mayores del dharma dice que “simplemente sentarse” sin ningún método o técnica es como “niños de guardería intentando estudiar en la Universidad”. Esto me recuerda a una cita de Yamada Mumon Roshi (cito de memoria, las palabras no son textuales):
“Hay muchos tipos de religión. Algunos nuevos cultos son como la guardería de la religión. Las religiones que dicen que de un buen acto se recibe algo bueno y de un mal acto castigo, son como la Escuela Primaria. El budismo Mahayana es como la Universidad de la religión, y el Zen debería ser el doctorado.”
Mi maestro, Miyaura Shinyu Roshi, fue incluso un poco más lejos diciendo: “¡Antaiji no es una Escuela, es una sangha adulta!”.
Para los niños, la guardería y la escuela primaria son necesarias. No tienen nada que aprender en la Universidad. Tienes que ser maduro/a, adulto/a para poder superar los muros de dudas y dificultades que se encuentran en la práctica.
¿Cuál es exactamente la diferencia entre la práctica infantil y adulta? Simplemente cambia la pregunta por ¿eres capaz de limpiarte el culo solo o no? Los niños buscan adultos que les guíen. Un adulto tiene que caminar con sus propias piernas, enfrentarse a las dificultades de su vida y resolver sus propias dudas.
Continuaremos con esto próximamente.
Muhō Nölke
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Traducido y publicado con la autorización del autor
Fotografía: Antaiji
Traducción: Susana Dauden